Teatro La Fenice de Venecia
Junto a La Scala de Milán y al San Carlo de Nápoles, La Fenice de Venecia puede ser considerado como uno de los pilares básicos de la historia de la lírica. La Fenice guarda el legado de los primeros teatros venecianos, como el San Benedetto, del que era directa sucesora, y otros pequeños cosos en los que la ópera creció durante el siglo XVII como espectáculo de pago, y que, por tanto, hubo de aproximarse a los gustos de un público no aristocrático.
No poco contribuyó a ello el genio dramático de Carlo Goldoní, y el talento musical del genio de Claudio Monteverdi, Francesco Cavaili o Marco Antonio Cesti, por citar algunos de los artistas que, desde Florencia, Nápoles o Roma, corrieron a buscar fortuna en la ciudad de los dogos.
Pero la historia de La Fenice no se detuvo en aquellos tiempos remotos. Las celebraciones del segundo centenario del teatro sirvieron para recordar obras estrenadas mundialmente en él, desde Tancredo (1813) y Semíramide (1823), de Giacchino Rossini, I Capuleti e i Montecchi de Vincenzo Bellini (1830), Ernani (1844), Rigoletto (1851), La Traviata (1853) y Simón Bocanegra (1857), de Giuseppe Verdi, hasta La carrera de un libertino, de Igor Stravinski (1951) o La vuelta de la tuerca, de Benjamin Britten (1954).
Un poco de historia. A finales del siglo XVIII en Venecia estaban activos siete antiguos teatros, dos destinados a teatro en prosa y el resto a la música. El más lujoso era el Teatro San Benedetto, que estaba situado cerca de Campo San Luca. Gestionado en principio por la familia Grimani en 1755 fue cedido a la “Sociedad de los palcos”
En 1774, el Teatro San Benedetto, que seguía siendo el teatro de ópera más importante de Venecia con más de cuarenta años de historia, fue destruido por un incendio. Poco después de su reconstrucción surgió una disputa legal entre la compañía que lo administraba y la familia Venier. propietaria de la tierra donde que se encuentra el edificio. La disputa fue ganada por la familia, por lo que la compañía decidió construir por su cuenta un nuevo teatro en el Campo San Fantin.
La empresa propuso construir uno nuevo de inmediato, y más grande que la perdida, que se llamaría el Gran Teatro La Fenice, como el ave mitológica e inmortal, mencionada por Heródoto en sus Historias, capaz de resurgir de sus cenizas para simbolizar el renacimiento de la compañía de sus desventuras.
Esta propuesta arquitectónica de la sala está en línea con la tradición italiana, ya que otras opciones en la construcción de teatros en el siglo XVIII, como por ejemplo en Francia, optaban por abrir esos pequeños palcos en amplias galerías semicirculares. La idea era recrear en el espacio teatral, la típica plaza italiana, así cada palco permitía privacidad para estar solos o acompañados o para comer o cuchichear manteniendo un pequeño espacio personal o familiar muy discreto, en línea con los comportamientos propios de la sociedad de la época.
Concurso
Así reza el concurso para la construcción del Teatro La Fenice, publicado el 1 de noviembre 1789, el documento señalaba también que en la futura construcción debería haber cinco pisos de palcos, con no menos de 35 palcos por fila.
«La Nobile Società del nuovo Teatro da erigersi in Venezia sopra il fondo acquistato nelle contrade di Sant’Angelo e di Santa Maria Zobenigo ha incaricati i suoi presidenti ed aggiunti di procurarsi disegni e modelli» … invitando «a concorrenza tanto gli architetti nazionali che forestieri a proporre la forma di un teatro … il più soddisfacente all’occhio ed all’orecchio degli spettatori…».
Se presentaron en total veintiocho propuestas. Entre ellos el ganador fue el arquitecto Giannantonio Selva, quien presentó al jurado una decoración “republicana” en su modelo de madera que aún se conserva.
La demolición de los edificios que estaban en el área utilizada para albergar el nuevo edificio se inició en abril 1790 bajo la supervisión de Antonio Solari, y la obra se terminó en abril de 1792, lo que permitió que el 16 de mayo, fiesta de la Ascensión, el teatro fuera inaugurado oficialmente con la ópera “I giuochi d’Agrigento” de Giovanni Paisiello.
«… tiene todos los requisitos que necesarios, claridad de colores, armonía, fuerza y ligereza cosas difíciles de combinar, y que admirablemente se unen en esta obra… los 174 palcos son perfectamente iguales…».
Con motivo de la noche de la inauguración, la prensa escribe sobre la decoración del teatro
Esa carencia de palco real provocó en 1807, bajo el mandato francés napoleónico de la república veneciana que se solucionara con la remodelación de la sala que se decoraría en azul y plata según el nuevo estilo imperio que se extendía, además del palco del emperador, que ocupará los seis palcos centrales.
Así se anunció el concurso el 4 de junio de 1808 por la «Academia de Bellas Artes”, hubo cuatro proyectos que fueron examinados por el Consejo, el 28 de junio se eligieron definitivamente los diseños de Giuseppe Borsato de estilo imperio, que daban una estructura de compartimentos geométricos regulares en torno a un triunfo de Apolo rodeado por el coro de las Musas, en la mejor tradición del barroco.
Alrededor de la escena central diez medallones de personajes ilustres y en el borde, cuatro relieves falsos alusivos a la música, todo ello enmarcado por un friso con máscaras.
Colaboran en los trabajos, además del propio Borsato, pintores como Giambattista Canal, Constantino Cedini, Pietro Moro y Giovanni Carlo Bevilacqua.
La nueva decoración se completó a tiempo para permitir la reapertura ordinaria el 26 de diciembre de 1808 para el estreno mundial de “Il ritorno d’Ulisse” de Mayr.
En 1825 es necesario llevar a cabo una renovación en profundidad, ya que debido al tiempo y a las emanaciones de humo de petróleo de las lámparas, la sala estaba muy deteriorada. A cargo de los nuevos trabajos está una vez más Giuseppe Borsato. Se modifica la gran araña que cuelga de una bóveda de pabellón y en lugar del carro de Apolo, Borsato representa las doce horas de la noche, mientras que para los parapetos de los palcos elige decoraciones monocromáticas que representan hojas de acanto, instrumentos musicales, adornos y máscaras. La inauguración de la nueva sala se hace en 27 de diciembre 1828.
Estrenos
Entre las muchas creaciones memorables que tuvieron su estreno en el Teatro La Fenice podemos destacar las siguientes óperas:
1797 Gli Orazi e i Curiazi de Domenico Cimarosa
1813 Tancredi de Gioachino Rossini
1814 Segismundo de Gioachino Rossini
1823 Semiramide también Gioachino Rossini
1824 Il crociato in Egitto de Giacomo Meyerbeer
1825 Erode di Mercadante
1830 I Capuleti e i Montecchi de Vincenzo Bellini
1833 Beatrice di Tenda de Vincenzo Bellini
1836 Belisario de Gaetano Donizetti
1837 Pia de ‘Tolomei de Gaetano Donizetti
1838 Maria de Rudenz de Gaetano Donizetti
1838 Le due illustri rivali de Mercadante
1844 Ernani de Giuseppe Verdi
1846 Attila de Giuseppe Verdi
1851 Rigoletto de Giuseppe Verdi
1853 La Traviata de Giuseppe Verdi
1857 Simon Boccanegra de Giuseppe Verdi
1897 La bohème de Ruggero Leoncavallo
1901 Las Máscaras de Pietro Mascagni
1925 Gli amanti sposi de Ermanno Wolf-Ferrari
1951 The Rake’s Progress de Igor Stravinskij
1954 The Turn of the Screw de Benjamin Britten
2002 Medea de Adriano Guarnieri
El 13 de diciembre de 1836 un incendio, probablemente causado por el mal funcionamiento de una estufa, destruyó la sala de teatro y parte del edificio. El teatro se derrumba. La empresa propietaria del teatro encarga a los hermanos Thomas y Giovan Battista Meduna, ingenieros, el proyecto de reconstrucción del teatro. Tranquillo Orsi trabaja en la decoración del techo y Giuseppe Borsato, en la decoración del palco real.
También se reemplazan los frescos del siglo XVIII con espejos y mármoles que ensalzaban la arquitectura del teatro, se construye una majestuosa escalera de piedra y se modifica la fachada, haciendo su aparición el nuevo emblema del Teatro en oro y azul celeste. El 26 de diciembre de 1837 el nuevo teatro fue abierto con el estreno mundial de Rosmunda in Ravenna de Giuseppe Lillo.
En 1848, el pueblo exigió la destrucción del palco imperial como símbolo de la opresión extranjera, se volvió al origen de los seis palcos, pero esta vez con la dominación austriaca Imperial se ordenó la reconstrucción del gran palco en la misma forma anterior por el, ya anciano, Giuseppe Borsato.
La última remodelación del teatro se produjo en 1854, con la necesaria restauración del techo, que constituye una oportunidad para una nueva decoración de acuerdo a la estética entonces en boga, el teatro que fue inaugurado en diciembre 1854 era prácticamente el mismo que se perdió en el reciente incendio del 29 Enero de 1996.
El incendio de 1996
El 29 de enero 1996 un incendio devastador destruye el teatro. Antes de que las fuerzas antiincendios hubieran logrado poner un pie en el interior del local, dominado por el fuego. la escasez de agua en los canales próximos, que estaban siendo drenados, dificultó las labores de extinción, siempre difíciles en una ciudad estructuralmente arcaica como Venecia.
Pasada la medianoche, se incorporó a los trabajos un helicóptero, pero el fuego se reanimó a esa hora, sin motivo conocido. Familias evacuadas y vecinos llorando o presas de ataques de nervios daban fe de la alarma que no podía por menos de suscitar un incendio de tales dimensiones en un edificios situado en pleno casco histórico de Venecia, entre la plaza de San Marcos y el puente de Rialto. El centro de la hermosa ciudad vieja quedó envuelto en humo.
Todo el mundo está de luto por la pérdida de uno de los teatros más bellos, con su acústica extraordinaria, centro de la vida operística, musical y cultural italiana y europea.
Con el dolor de la pérdida viene el deseo de reconstruir el histórico teatro inspirándose en el lema «como estaba, donde estaba». Inmediatamente después de que el fuego se extinga se llevan a cabo todas las acciones necesarias para prevenir y evitar el peligro para la seguridad pública, tales como las obras de apuntalamiento de las paredes perimetrales. Sólo después se inicia la remoción de escombros, llevará más de tres meses.
El 7 de septiembre de 1996 se publica el concurso para el proyecto de reconstrucción en el que participan diez empresas italianas y extranjeras. Finalmente, la ATI Holzmann gana el contrato con el arquitecto del proyecto Aldo Rossi.
Los responsables del incendio fueron identificados y condenados. Dos electricistas, Enrico Carella y su primo Massimiliano Marchetti, quienes estaban trabajando en el mantenimiento del teatro y con el fin de evitar una sanción debido a los retrasos de su compañía, decidieron hacer un pequeño fuego para causar un retraso atribuible a una fuerza mayor. Condenado mediante sentencia firme del Tribunal Supremo de 14 de julio 2003 Carella y su primo fueron condenados a siete y seis años de prisión. Carella, huye antes de la resolución siendo capturado en la frontera entre México y Belice en febrero de 2007.
Entre la indolencia administrativa, diversas luchas por el poder y la muerte del arquitecto Aldo Rossi, cuyo proyecto fue elegido, la reconstrucción tomará un largo retraso pese a las numerosas donaciones de todo el mundo. Mientras tanto, las actuaciones siguen ofreciéndose ya sea en el PalaFenice, una carpa instalada en la isla de Tronchetto en la ubicación del aparcamiento a la entrada de la ciudad, o en el Teatro Malibran.
La reconstrucción de la nueva Fenice se inició en 2001 y fue finalmente inaugurado con un concierto el 14 de diciembre de 2003, con Die Weihe des Hauses Beethoven, la Sinfonía de los Salmos de Igor Stravinsky y el Te Deum de Antonio Caldara con Patrizia Ciofi, Sonia Ganassi y Sara Mingardo dirigiddo por Riccardo Muti en presencia del Presidente de la República Italiana, Carlo Azeglio Ciampi.
Pero el trabajo aún no está terminado y no fue hasta noviembre de 2004 cuando la Fenice volvió a ofrecer su primera representación en el escenario con la siempre presente Traviata.
Como la anécdota favorita del teatro veneciano me gustaría señalar una de la ópera Rigoletto estrenada en la Fenice el 11 de marzo de 1851. Se dice que Verdi había prohibido cantar en los ensayos el aria «La donna e mobile» para evitar que los gondoleros, que solían permanecer en la parte de atrás del teatro para aprender las melodías de las óperas, al ser tan pegadiza la cantaran por los canales echando a perder el efecto sorpresa para los espectadores de la primera representación.
Comments 8
Es una joya de la lirica y un milagro realizado por los que se impusieron reconstruirlo. FELICITACIONES A TODO EL PUEBLO ITALIANO.
Gracias por el artículo. Felicitaciones por La Felices.
Estuvimos en 2015 para la representación de «Alceste» de Gluck. Quedamos admirados por la belleza de la sala y de todo el teatro, y por la maravillosa puesta en escena de la ópera, tan respetuosa del drama griego y de la tradición musical. Felicitaciones por el artículo. Seguramente hay más detalles sobre esta magnífica sala por comentar.
Excelente e ilustrativo artículo que nos muestra el tezón y la fuerza del pueblo italiano para conservar su patrimonio. Gracias y saludos
Belleza magistral!!!!
Quiero ir…..!!!!
Por favor….pero no veo los detalles…como el importe y demas….
Les agradeceria que me informaran….
Gracias!!!
Saludos
Una obra de arte digna del maravilloso y creativo pais Italiano, por conserven esa joya de la arquitectura.
Tuvimos la suerte de estar en la fenice magistral como toda italia Mercedes Ricardo