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Madama Butterfly

Madama Butterfly

El camino doloroso de una mujer de la ingenuidad infantil a la duda y a la resignación última, dibuja la heroína más desgarradora de Puccini, que nos muestra con mucha delicadeza a esta frágil geisha, consiguiendo uno de los personajes más humanos, más sensibles y más fascinantes de la historia de la ópera.

La ópera, centrada en la protagonista, es además una condena a nuestra engreída y prepotente civilización occidental, de la que señala su cinismo e hipocresía en enorme contraste con la cultura oriental, algo que pagará muy caro nuestra heroína.

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Giacomo Puccini

La obra, para ser sinceros, es algo morbosa ya que los espectadores conocemos cuál será el terrible destino que espera a Butterfly, que ella misma ignora, desde el instante en que Pinkerton alza su copa en el día que se casará con Cio-Cio San y brinda por “una verdadera mujer americana”, ya al inicio del primer acto.

Todos los pasos que realizará la llevan irremediablemente a ese destino fatal… renegar de su religión, el abandono de su familia, de Yamadori, sus esperanzas vanas… hasta terminar con la pérdida de su hijo. En ese momento Cio-Cio San está hundida psicológicamente, absolutamente aislada, no le queda nada, será el suicidio de un muerto en vida.

Pero vamos con un poco de génesis.
Lo exótico estaba de moda en el teatro a finales del XIX, Pierre Loti escribió “Madame Chrysantheme” en 1887 que trataba el tema del matrimonio bajo el rito japonés de un oficial de marina con una geisha como un simple acuerdo comercial beneficioso para ambas partes.

En junio de 1900, mientras preparaba el estreno en el Covent Garden de Tosca, Puccini asistió en el Duke of York’s Theater de Londres a la representación teatral de la obra “Madame Butterfly” del estadounidense David Belasco, basado en la novela homónima de su compatriota John Luther Long, inspirada a su vez por la de Loti, de la que cambió su final feliz al trágico que conocemos. Belasco también será el autor original de La fanciulla del West.

Puccini comprendió enseguida que el personaje de Cio-Cio San estaba destinado a ser una de sus grandes heroínas. Pero algunos problemas de parte de Belasco sobre los derechos de autor retrasaron prácticamente un año el comienzo de su trabajo.

“Io dispero e mi torturo l’anima… almeno arrivase la risposta da New York!”
Desespero y me torturo el alma… si sólo llegase la respuesta de Nueva York . Carta de Puccini a Giulio Ricordi

Mientras esperaba el consentimiento, Puccini tuvo la idea de hacerla en dos actos: uno en los Estados Unidos y otro en Japón, algo que al final desechó.
En cuanto tuvo la aceptación puso a trabajar a sus libretistas Giuseppe Giacosa y Luigi Illica. Como de costumbre el trabajo fue lento y minucioso.

El 17 de febrero de 1904 se estrena en el Teatro alla Scala de Milán, protagonizada por la famosa soprano Rosina Storchio y con el gran Giuseppe De Luca como Sharpless, resultando un enorme fracaso, por lo visto no ayudó la puesta en escena de Tito Ricordi, aunque la culpa la tuvo una parte del público asistente pagado por Sonzogno, el rival de Ricordi.

El enorme éxito que tiene la ópera y que permanece hasta nuestros días, comenzó cuatro meses después del estreno milanés, una Madama Butterfly retocada se puso en escena en el Teatro Grande de Brescia el 28 de mayo de 1904.

Argumento

Nagasaki, Japón.
Pinkerton, oficial de marina americano, se casa bajo el rito japonés con la joven Cio-Cio San, geisha de 15 años, conseguida del casamentero Goro por un centenar de yens.

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La joven japonesa reniega de sus propios dioses lo que crea el descontento en su familia, en especial a su tío Bonzo.

Al inicio del segundo acto han pasado ya tres años, y nuestra Butterfly espera desconsolada la vuelta de su amado, la realidad es que Pinkerton se ha casado “de verdad” con una americana, el cónsul americano Sharpless intenta contárselo a Cio-Cio San pero al descubrir que ésta sigue amando al oficial y que ha tenido un hijo suyo, profundamente conmovido, no se lo cuenta.

La nave de Pinkerton ha vuelto y Butterfly se engalana para recibirlo… pero él no llega.
Al día siguiente aparecen Sharpless y Pinkerton, junto con Kate, su nueva esposa, porque, al enterarse de la existencia del hijo deciden recogerlo para criarlo en los Estados Unidos.

Al llegar, Pinkerton huye lleno de remordimientos, Butterfly sale a buscar a su amado, pero ya no está, al ver a Kate entiende la realidad. Ella aceptará entregar al niño si el marino viene en persona.
Ya ha decidido su destino, se despide de su hijo y clavándose una daga muere en el mismo instante que se escucha la voz de Pinkerton llamándola.

Personajes

BUTTERFLY (Cio-Cio-San) Joven Gheisa Japonesa Soprano
SUZUKI Criada de Batterfly Mezzosoprano
B.F. PINKERTON Teniente de la Marina de los EE.UU. Tenor
KATE Esposa de Pinkerton Mezzosoprano
SHARPLESS Cónsul de los EE.UU. en Nagasaki Barítono
GORO Casamentero Tenor
YAMADORI Pretendiente de Butterfly Barítono
BONZO Tío de Butterfly Bajo
COMISIONADO Delegado Imperial Barítono
YAKUSIDÉ Tío de Butterfly Bajo
MADREMadre de Butterfly Mezzosoprano

Os comparto el vídeo completo y subtitulado en castellano de Madama Butterfly que dirigió Lorin Maazel en el Teatro alla Scala de Milan en 1986, Con una dirección de escena de Keita Ashari muy oriental. Así como la elección de los intérpretes.

Hayashi Yasuko Cio-Cio-San
Peter Dvorsky Pinkerton
Giorgio Zancanaro Sharpless
Anna Caterina Antonacci Kate
Hack-Nam Kim Suzuki

Vídeo gentileza de Mega osi

El papel de Cio-Cio San.

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Mirella Freni

Para señalar la dificultad extrema del rol, baste decir que una de las intérpretes de referencia como Mirella Freni, que la grabó con Karajan, nunca se ha atrevido a cantarla en escena debido a que pone a dura prueba no sólo la dificultad y resistencia vocal sino la faceta puramente emocional.

Y es que el papel de la protagonista en esta ópera es inmenso, omnipresente, exceptuando la introducción y el inicio de la segunda parte del acto final, la soprano domina siempre la escena, con un repertorio de emociones que recorren casi toda la paleta posible: locura, alegría, amor, esperanza, ingenuidad, desesperación… así que resulta muy necesario que la intérprete sea una verdadera actriz-cantante.

No menos complicada es la parte estrictamente de técnica vocal, el primer reto es superar a una gran orquesta con numerosos momentos de explosión dramática, con la obligación de no hacer perder al oyente la profunda intensidad emocional. Además al inicio deberá subir al agudo con soltura para corresponder al, casi podríamos decir, infantil personaje que dibujó Puccini, una mujer-niña de quince años con algunos toques de locura.

Así pues, el ideal sería una soprano lirica spinta o dramática con facilidad para el agudo, mucha resistencia vocal, gran squillo y que las emociones no lleguen a traicionarla en escena.
Por supuesto casi todas las grandes sopranos han querido enfrentarse a este papel, desde Claudia Muzio o Toti Dal Monte, hasta Renata Tebaldi, Leontyne Price, Anna Moffo, Raina Kabaivanska o Montserrat Caballé.

Personalmente, además de Renata Scotto, considerada la mejor referencia por la crítica, me quedaría con dos muy distintas: Victoria de los Ángeles, que realiza una Cio-Cio San muy emotiva con un perfecto toque infantil y por supuesto Maria Callas, dramáticamente portentosa.

Las numerosas revisiones.

En Puccini resultan muy habituales sus continuas revisiones, y no sólo por un escaso éxito en sus estrenos, por malas críticas o poca consideración del público sino sobre todo por una insatisfacción al ver sus óperas en escena que buscaba siempre mejorar.

Estos cambios que en la mayoría de los compositores se relegan a sus obras más juveniles, como Edgar que cuenta con tres versiones, en Puccini los encontramos prácticamente en todo su trabajo y dentro de sus óperas de madurez será Madama Butterfly la que sufrirá más modificaciones a lo largo del tiempo, quizá porque fue la obra más querida por el propio autor.

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La partitura “original”, es decir, la del fracasado estreno en el Teatro alla Scala, se terminó en diciembre de 1903 y fue editada por Ricordi en enero de 1904. No sabemos con exactitud si el compositor ya había realizado cambios respecto a esa primera edición para el estreno milanés.

Lo que sí sabemos es que cuatro meses después, en mayo, Ricordi volvió a editar la partitura, esta vez para el Teatro de Brescia. Los cambios fueron enormes, sobre todo en cortes, eliminando en total casi 2000 compases, además dividió el II acto en dos partes y escribió una nueva aria para Pinkerton «Addio, fiorito asil».

Pese al gran éxito que obtuvo en Brescia, seguirá haciendo algunos cambios en la partitura que se pueden observar en otras dos ediciones más de Ricordi para la primera representación inglesa en julio de 1905 y francesa en diciembre de 1906, es esta última edición, la cuarta, en italiano, la que encontramos hoy en día en la mayor parte de los teatros. Aunque para ser sinceros y basándonos en las cartas escritas a Ricordi o Toscanini por Puccini, parece que no podemos saber exactamente cuál es la versión definitiva de la Butterfly, ya que el compositor en cada teatro hacía distintas variaciones cortando aquí o abriendo cortes allá.

La partitura de Madama Butterfly pone a la orquesta como protagonista en el centro de la acción dramática, con claras influencias francesas, rusas y wagnerianas, Puccini había sido el primer italiano a llevar con éxito popular el discurso musical proveniente del foso a una verdadera y profunda función esencial en la escena.

En su busca tímbrica de “lo exótico del país del sol naciente” para recrear esa atmósfera, además de usar ciertos modelos melódicos y armónicos de carácter oriental, recurre a la introducción de instrumentos de percusión originarios de Japón como campanas o tam-tam, haciendo un extendido uso de tambores y platos. En contraposición el uso del entonces Himno de la Marina de Estados Unidos, “Barras y estrellas”, hoy himno oficial del país.

Pero lo que sentimos directamente en la orquesta es el constante vaivén de temas compartidos con las voces en la escena, a veces como narradora, a veces precursora o simplemente que acompaña para subrayar la evolución del terrible drama que sufre la protagonista.

 
Como siempre, os dejo el libreto traducido, clic aquí.

Si queréis ver la partitura completa para canto y piano haced clic aquí.

 

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Comments 6

  1. La acabo de ver ahora mismo en el video que compartiste. Es sencillamente excelente. Musicalmente soberbia, desgarradora, elegante y bella.
    Descubrí la ópera hace relativamente poco. Hasta ahora solo vi Madame Butterfly, Otello, las dos primeras del anillo de Wagner, La Traviata, La Boheme y Rigoletto.
    De todas ellas, las únicas que realmente me gustaron 100%, y que me han enamorado completamente, son La Traviata y Madame Butterfly. Magníficas.
    El resto de las vistas… pude percibir pasajes sueltos más o menos bellos. Pero en su conjunto como obra completa no me satisfizo ninguna.

  2. Muchas gracias por su reseña y el material brindado. Sin dudas, Puccini fue un grande entre los grandes, y Madama Butterfly es una verdadera joya. Gracias por compartir.

  3. ¡¡MARAVILLOSA!!.
    Puccini, sin duda alguna, ¡¡EXTRAORDINARIO!!

    Reconozco ser más de Verdi, concretamente AIDA.
    He visto bastante ópera, incluso obras repetidas en diferentes puestas en escena. Wagner, me hace saltar de la butaca. Es verdaderamente ¡IMPRESIONANTE!!, ¡¡EXCEPCIONAL!!.
    La espectacularidad en sintonía con la trama, el texto y la indiscutible música, Verdi y su AIDA.
    Dejaremos en un -muy personal- espacio protegido de mis sentimientos, las óperas y la música rusa.

    No obstante, la sensibilidad, la ternura unida al impacto de la trama y el perfecto ajuste de la música respecto al desarrollo minuto a minuto de la ópera, Madamme Butterfly y el maestro Puccini, consiguen hacer temblar las fibras más sensibles del espectador

  4. Buenas!! Yo no soy una entendida ni estudiada en opera, ni en música en general, me dejo llevar por lo que siento. Hace unos 8 años descubrí Madama Butterfly y solo puedo decir que cada vez que la escucho me embargan muchas emociones. Sólo me queda agradecer a Puccini, allá donde esté, su talento, su sensibilidad y su afán de perfeccion.

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