Un Réquiem alemán por Bernard Haitink
Ein deutsches Requiem, un Réquiem alemán, es una obra sacra para soprano, barítono, coro y orquesta de Johannes Brahms, con textos extraídos de la Biblia de Lutero y de algunos escritos apócrifos.
Su estreno tuvo lugar en la catedral de Bremen, el Viernes Santo de 1868.
No es un Réquiem al uso de la liturgia latina como los de Mozart o Verdi, por citar los más operísticos, sino que fue concebido como una meditación filosófica sobre la vida y la muerte para escucharse como concierto.
Está dividido en siete partes, tenéis el texto completo traducido al final de esta página.
Coro: „Selig sind, die da Leid tragen“
Coro: „Denn alles Fleisch, es ist wie Gras“
Barítono y Coro: „Herr, lehre doch mich“
Coro: „Wie lieblich sind deine Wohnungen“
Soprano y Coro: „Ihr habt nun Traurigkeit“
Barítono y Coro „Denn wir haben hie keine bleibende Statt“
Coro: „Selig sind die Toten“
La obra que daría fama a Brahms, llamada el «Réquiem Ateo» debido a las pocas menciones a Dios, cuenta con el texto de la traducción luterana en alemán de la Biblia, aunque cargada de espiritualidad se separa de las tradicionales misas de difuntos intentando sobre todo reconfortar a los que han perdido al ser amado. Se cree inspirada por el fallecimiento de su buen amigo Robert Shumman o de su propia madre.
Llena de sensibilidad, misericordia, compasión y también optimismo, una maravillosa obra de carácter universal: «Ein menschliches Requiem» Un Réquiem humano.
El coro y la orquesta sinfónica de la Radio de Baviera nos ofrece este «Réquiem alemán» de Johannes Brahms dirigido por el holandés Bernard Haitink.
Camilla Tilling Soprano
Hanno Müller-Brachmann Barítono
Coro des Bayerischen Rundfunks
Symphonieorchester des Bayerischen Rundfunks
Director Bernard Haitink
Desde la Philharmonie im Gasteig de Munich en Alemania, vídeo del concierto de «Ein deutsches Requiem», un Réquiem alemán de Johannes Brahms, dirigido por Bernard Haitink el 9 de marzo de 2018, gentileza de BR.
Ein deutsches Requiem
I.-
Selig sind, die da Leid tragen,
denn sie sollen getröstet werden.
(Matthäus 5.4)
Die mit Tränen säen,
werden mit Freuden ernten.
Sie gehen hin und weinen
und tragen edlen Samen
und kommen mit Freuden
und bringen ihre Garben.
(Psalm 126, 5 und 6)
II.-
Denn alles Fleisch,
es ist wie Gras
und alle Herrlichkeit des Menschen
wie des Grases Blumen.
Das Gras ist verdorret
und die Blume abgefallen.
(1. Petrus 1, 24)
So seid nun geduldig, liebe Brüder,
bis auf die Zukunft des Herrn.
Siehe, ein Achermann wartet
auf die köstliche Frucht der Erde
und ist geduldig darüber,
bis er empfahe den Morgenregen
und Abendregen.
So seid geduldig.
(Jakobus 5, 7)
Denn alles Fleisch,
es ist wie Gras
und alle Herrlichkeit des Menschen
wie des Grases Blumen.
Das Gras ist verdorret
und die Blume abgefallen.
Aber des Herrn Wort
bleibet in Ewigkeit.
(1. Petrus 1, 24 und 25)
Die Erlöseten des Herrn
werden wiederkommen
und gen Zion kommen mit Jauchzen;
Freude, ewige Freude,
wird über ihrem Haupte sein;
Freude und Wonne
werden sie ergreifen,
und Schmerz und Seufzen
wird weg müssen.
(Jesaja 35, 10)
III.-
Herr, lehre doch mich,
daß ein Ende mit mir haben muß
und mein Leben ein Ziel hat
und ich davon muß.
Siehe, meine Tage sind
einer Hand breit vor Dir,
und mein Leben ist wie
nichts vor Dir.
Ach,
wie gar nichts sind alle Menschen,
die doch so sicher leben.
Sie gehen daher wie ein Schemen
und machen ihnen viel
vergebliche Unruhe;
sie sammeln und wissen nicht,
wer es kriegen wird.
Nun Herr,
wess soll ich mich trösten?
Ich hoffe auf Dich.
(Psalm 39, 5-8)
Der Gerechten Seelen
sind in Gottes Hand
und keine Qual rühret sie an.
(Weisheit Salomos 3, 1)
IV.-
Wie lieblich sind Deine Wohnungen,
Herr Zebaoth!
Meine Seele verlanget
und sehnet sich
nach den Vorhöfen des Herrn;
Mein Leib und Seele freuen sich
in dem lebendigen Gott.
Wohl denen,
die in Deinem Hause wohnen,
die loben Dich immerdar.
(Psalm 84, 2, 3 und 5)
V.-
Ihr habt nun Traurigkeit;
aber ich will euch wiedersehen,
und euer Herz soll sich freuen,
und eure Freude soll niemand
von euch nemmen.
(Johannes 16, 22)
Ich will euch trösten,
wie einen seine Mutter tröstet.
(Jesaja 66, 13)
Sehet mich an:
Ich habe eine kleine Zeit
Mühe und Arbeit gehabt
und habe großen Trost gefunden.
(Jesus Sirach 51, 35)
VI.-
Denn wir haben hie
keine bleibende Statt,
sondern die zukunftige suchen wir.
(Hebräer 13, 14)
Siehe, ich sage euch ein Geheimnis:
Wir werden nicht alle entschlafen,
wir werden aber alle
verwandelt werden;
und dasselbige plötzlich
in einem Augenblick
zu der Zeit der letzten Posaune.
Denn es wird die Posaune schallen,
und die Toten werden
auferstehen unverweslich;
und wir werden verwandelt werden.
Dann wird erfüllet werden das Wort,
das geschrieben steht:
Der Tod ist verschlungen
in den Sieg.
Tod, wo ist dein Stachel!
Hölle, wo ist dein Sieg!
(Korinther 15, 51 und 52,
54 und 55)
Herr, Du bist würdig
zu nehmen Preis un Ehre und Kraft,
denn Du hast alle Dinge erschaffen,
und durch Deinen Willen
haben sie das Wesen
und sind geschlaffen.
(Offenbarung Johannes 4, 11)
VII.-
Selig sind die Toten,
Die in dem Herrn sterben,
von nun an.
Ja, der Geist spricht,
daß sie ruhen von ihrer Arbeit;
denn ihre Werke folgen ihnen nach.
(Offenbarung Johannes 14, 13)
I.-
Bienaventurados los que padecen,
pues ellos serán consolados.
(Mateo 5.4)
Los que siembran con lágrimas,
recogerán con alegría.
Se han ido y lloran,
y portan la noble simiente,
y retornan con júbilo,
y traen sus gavillas.
(Salmo 125, 5 y 6)
II.-
Entonces toda la carne,
es como la hierba
y todo el esplendor del hombre
es como la flor de los prados.
La hierba está seca
y la flor está marchita.
(Primera epístola de S. Pedro 1, 24)
Así, amados hermanos, sed pacientes
y esperad la venida del Señor.
Mirad al campesino que aguarda
el fruto precioso de la tierra
y espera paciente
la llegada de la lluvia
del otoño y la primavera.
Así, sed pacientes.
(Epístola de Santiago 5, 7)
Entonces toda la carne,
es como la hierba
y todo el esplendor del hombre
es como la flor de los prados.
La hierba está seca
y la flor está marchita.
Pero la palabra del Señor
perdura eternamente.
(Primera epístola S. Pedro 1,24,25)
Los que han de ser salvados
por el Señor retornarán
y vendrán jubilosos hacia Sión;
La alegría, la alegría eterna,
reinará sobre ellos.
La alegría y el gozo
se apoderarán de ellos,
y el dolor y el llanto
desaparecerán.
(Isaias 35, 10)
III.-
Revélame, por tanto, Señor,
que mis días deben tener un final,
que mi vida tiene un destino
y que me debo a él.
¡Mira!, en tu presencia, mis días son
como la palma de tu mano,
y mi vida, ante ti,
no es nada.
¡Ah!,
todos los hombres son apenas nada
y, sin embargo,
viven tan seguros.
Desaparecen como una sombra
y en vano se agitan;
Acumulan riquezas sin saber
a quién aprovecharán.
Y ahora Señor,
¿qué podrá consolarme?
En ti deposito mi esperanza.
(Salmo 38, 5-8)
Las almas de los justos
están en las manos del Señor
y ninguna pena podrá perturbarlas.
(Sabiduría 3, 1)
IV.-
Qué dulces son tus moradas,
¡Señor de los ejércitos!.
Mi alma se desespera
y suspira
por las cortes celestiales;
Mi cuerpo y mi alma
se alegran del Dios vivo.
Bienaventurados
los que habitan tus moradas,
que te alaban por siempre.
(Salmo 83, 2, 3 y 5)
V.-
Ahora estáis afligidos;
Pero yo os volveré a ver,
vuestro corazón se regocijará
y nada podrá privaros
de vuestro gozo.
(San Juan 16, 22-23a)
Os consolaré,
como una madre consuela a su hijo.
(Isaias 66, 13)
Mírame:
Qué escaso tiempo de fatigas
y trabajos he vivido
y he hallado un gran consuelo.
(Siracide o Eclesiástico 51, 27)
VI.-
Pues no tenemos en la tierra
una morada permanente,
por ello buscamos la del porvenir.
(Epístola a los hebreos 13, 14)
Mirad, que os revelo un secreto:
ciertamente, no moriremos todos,
pero todos seremos transformados;
En un instante,
en un abrir y cerrar de ojos,
a los acordes de la última trompeta.
Puesto que se escuchará la trompeta
y los muertos
resucitarán incorruptos;
Y nosotros seremos transformados.
Entonces se cumplirá lo escrito:
la muerte quedará cautiva
en la victoria.
Muerte,
¿dónde está tu espina?
Infiernos,
¿dónde está vuestra victoria?
(Primera epístola a los Corintios
15, 51 y 52, 54 y 55)
Señor, Tú eres digno
de recibir alabanza, honor y poder,
porque Tú eres el creador
de todas las cosas,
y por tu voluntad
son y han sido creadas.
(Apocalipsis 4, 11)
VII.-
Bienaventurados los muertos
que mueren en el Señor.
Sí,
el espíritu dice
que reposa de sus fatigas,
porque sus obras van tras él.
(Apocalipsis 14, 13)