Claudio Monteverdi

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Claudio Monteverdi

Hablar de Claudio Monteverdi, del «divino Claudio» como lo denominaban sus contemporáneos, es hablar del nacimiento de la ópera, del «dramma in musica».

Gracias a sus innumerables experimentos en la composición de sus Madrigales y siguiendo, como buen artista del Renacimiento, el principio platónico de que la función de la música debe ser formar el alma, hacernos imitar y amar lo hermoso, Monteverdi introducirá en sus obras las emociones humanas, para intentar transmitirnos las preocupaciones psicológicas y estados de ánimo de sus personajes.

Y así nacerá la ópera, fusionando la palabra, el teatro a la música, que se adapta para describir los colores y las atmósferas adecuadas a las emociones expresadas en escena.

Come, caro Signore, potrò io imitare il parlar de’ venti, se non parlano?! … Mosse l’Arianna per essere donna, e mosse parimente Orfeo per essere omo, e non vento.

¿Cómo, querido Señor, voy a imitar a la lengua del viento, que no habla?! … Conmovió Arianna por ser mujer, y conmovió igualmente Orfeo por ser hombre, y no viento.

Claudio Monteverdi.
Venecia 9 de diciembre de 1616
Carta a Alessandro Striggi, Mantova

Vamos con una breve biografía.
Claudio Monteverdi, nació en Cremona, norte de Italia, el 9 de mayo de 1567.
Hijo mayor del farmacéutico Baldassarre y Maddalena, muerta cuando el pequeño Claudio tenía 8 años.

Empezó a estudiar música con el maestro de capilla del duomo di Cremona, sus primeras composiciones conocidas datan de 1582, con sólo quince años.

Su primer empleo será de músico, suonatore di viola, en la corte de Mantua. En 1599 se casa con la cantante Claudia Cattaneo, con quien tendrá dos hijos, Francesco y Massimiliano. De esa época son los primeros 5 libros de madrigales, discutidos desde parte de la Iglesia por su excesiva modernidad armónica.

Será 1607 un año que quedará marcado en su vida, en febrero se estrena Orfeo, su primera obra teatral y en otoño muere su esposa, dejando un gran vacío emocional.
Un año después se estrenará su mayor éxito Arianna, ópera de la que desgraciadamente sólo se conserva el famoso lamento y una danza.

Os comparto esta versión desde el Gran Teatro del Liceo de Barcelona, por Jordi Savall y La Capella Reial de Catalunya en 2002, gentileza de Belarmo.

Montserrat Figueras (La Música)
Furio Zanasi (Orfeo)
Arianna Savall (Eurídice)
Sara Mingardo (La Mensajera)
Cécile van de Sant (La Esperanza)
Antonio Abete (Caronte)
Adriana Fernández (Proserpina)
Daniele Carnovich (Plutón)
Fulvio Bettini (Apolo)
Marília Vargas (Ninfa)
Francesc Garrigosa, Carlos Mena, Gerd Türk, Iván García (Pastores / Espíritus)

Las desavenencias con el duque de Mantua, Vincenzo Gonzaga, lo llevarán a Venecia y a Roma, donde en 1610 publica Vespro della Beata Vergine, para el Papa Pio V.

Finalmente se instala en Venecia, como maestro de capilla de la Basílica de San Marco en 1613, donde seguirá su extensa labor como compositor.

En 1638 publicará una gran colección: Madrigali guerrieri et amorosi.

Venecia abrió en aquel tiempo diversos teatros públicos que trasladaron la ópera del ambiente cortesano hacia un público más amplio.
Entre las óperas que compuso en Venecia, sólo dos han llegado a nosotros, Il ritorno d’Ulisse in patria de 1641 y L’incoronazione di Poppea de 1642.

Aquejado de reumatismo en su vejez, la fama del compositor era ya enorme cuando murió en Venecia el 29 de noviembre de 1643 a la edad de 76 años. Fue sepultado en la cappella dei Lombardi de la bellísima Basilica di Santa Maria Gloriosa dei Frari.

Claudio Monteverdi, considerado uno de los grandes artífices del paso del Renacimineto al Barroco en la música, será el primero en construir una estructura homogénea organizada en obras de larga duración, utilizando elementos típicos de los «intermedios» compuestos para los cortesanos.

Sin renegar nunca de la tradición del contrapunto, fue también pionero en utilizar las diferentes formas musicales, arias, danzas, coros, recitativos.. sin que supusieran un obstáculo a la acción dramática. «Per signore dell’armonia pone l’oratorio», es decir dar más importancia al texto y a la expresión que a la música.

Aunque la primera ópera, Dafne, se deba a Jacopo Peri y Giulio Caccini que la compusieron a finales del XVI , personalmente considero a Monteverdi el honor de ser el verdadero creador de la Ópera, debido a esa fusione perfetta di parola e musica, que le daría el éxito al formato, siendo su primer trabajo, L’Orfeo, la primera gran ópera escrita.

Supuesto retrato de Monteverdi