Georg Friedrich Händel es indudablemente uno de los grandes de la música universal y de la ópera en particular, aunque nacido en Alemania y formado en Italia sigue siendo la gran joya musical de la corona británica, adoptado oficialmente en 1727 como un londinense más.
Vamos con una breve biografía, Händel nació en Halle, Sajonia, actual Alemania, el 23 de febrero de 1685, curiosamente un mes antes que otro de los grandes de la música, Johann Sebastian Bach.
Antes de nada aclarar que no se conoce mucho sobre su vida privada debido principalmente a la ausencia de cartas escritas por el compositor.
Su familia carecía de formación musical, su padre, cirujano-barbero, quería que estudiara leyes pero la insistencia del pequeño Georg por la música y la ayuda del duque de Weisenfels, que le oye tocar el órgano en la capilla de su Palacio, convencen a su padre en desarrollar su talento musical iniciando sus estudios con el organista de la Iglesia Luterana de Halle, Friedrich Zachow.
Con 12 años quedará huérfano de padre y en 1702, con 17, es nombrado organista en la Catedral de Halle que era calvinista a pesar de que el compositor era luterano, lo que hace pensar el gran talento que debía demostrar ya en su más tierna juventud.
Se traslada a Hamburgo y en la Pascua de 1704 compone La Pasión según San Juan que sería un gran éxito y apenas un año después estrena sus primeras dos óperas-singspiel, Almira y Nero.
No sabemos exactamente cómo ni porqué pero nos lo encontramos viviendo en Roma en enero de 1707, donde conocerá a Corelli, los Scarlatti o Caldara; tres años después, estrenará su ópera Agrippina en Venecia y dará por concluida su aventura italiana con la convicción de dedicarse al teatro lírico. Asentado como maestro de capilla en Hannover, empezará sus viajes a Londres donde estrenará Rinaldo en 1711 con gran éxito, se trasladará a la capital británica definitivamente en 1713 donde permanecerá hasta su muerte como el sucesor de Purcell.
Nombrado director musical de la Royal Academy of Music estrenará Giulio Cesare y Tamerlano en 1724, debido a problemas económicos la compañía cerró en 1728 y Handel fundó su propia compañía. El mismo año del estreno de su Orlando, 1733, le saldría una gran competencia, Porpora y Farinelli crearon la ópera de la Nobleza, aunque en 1735 compuso dos obras maestras Ariodante y Alcina, debido a la poca aceptación de la ópera italiana entre el público londinense, las dos compañías acabarán cerrando dos años después.
Pensando en abandonar Londres decidió cambiar de rumbo y se dedicó a componer oratorios en inglés, como El Mesías en 1742, o el inicio de lo que podría haber sido una ópera inglesa con Semele o Hécules, nada de aquello tuvo un gran éxito. Lo que le llevará al prestigio y la riqueza serán sus «oratorios de victoria» identificándose definitivamente con el pueblo británico en una época históricamente convulsa, con la Música para los reales fuegos artificiales, que festejaban la paz de Aquisgrán, llegará su definitiva consolidación como compositor británico.
Con problemas en la vista compondrá su última obra, el oratorio Jephtha en 1751.
Mucho se ha lamentado el encuentro que nunca tuvo lugar con su contemporáneo Bach, con el que no sólo comparte año de nacimiento y genio musical sino desgraciadamente también el mismo cirujano inglés John Taylor que dejó ciegos a los dos. Menudo curriculum.
Su salud se debilitaba progresivamente, aunque asistió, con muchas dificultades, a la temporada de oratorios de 1759, después de unos días en cama, en la madrugada del Sábado Santo falleció en Londres, con 74 años, era el 14 de abril de 1759. Fue enterrado una semana después en la Abadía de Westminster.
Georg Friedrich Händel en vida tuvo prestigio y honores y puede presumir de que su música nunca se dejó de escuchar, otra suerte distinta tuvieron sus óperas, escribió 43, olvidadas hasta tiempos muy recientes, basta señalar que no fue hasta 1984 cuando se representará Rinaldo en Nueva York la primera obra suya en llegar a la escena del Met.
Y todavía continúa esa recuperación, temporada tras temporada vemos como las óperas de Handel piden su merecido hueco en las programaciones de los más importantes teatros, ayudadas, sin duda, por un florecimiento de las voces de contratenor, sustitutos naturales de los castrati.
Poco importa si tenía un apetito voraz y compulsivo o bebía ingentes cantidades de vino y cerveza o si era o dejaba de ser homosexual o misógino… es simplemente uno de los grandes genios de la música y junto con Rameau el máximo exponente operístico tardobarroco.
Os dejo el cuarto movimiento, Sarabande de la suite en re menor , banda sonora de una de mis películas favoritas Barry Lyndon de Stanley Kubrik.
Comments 3
Me parece muy completo el relato de su biografía y obra. En el film «Farinelli» se escucha muy bien su música, aunque la trama difiere de la realidad.Mis óperas favorita es Rinaldo, pero me agrada muchísimo toda su amplia creación orquestal, sinfónica y coral.
Genial Haendel! O algo más que genial ;D Os dejo enlace que espero os guste de la historia de cómo escribió El Mesías.
Saludos cordiales.
Salud al gran genio! Hermoso post, muchas gracias.