Richard-Strauss

Richard Strauss

Pese a que muchos piensen que pertenece al siglo XIX, considero a Richard Strauss como el mejor compositor de ópera del siglo XX, basta con pensar en la extraordinaria Rosenkavalier o la angustiosa Elektra para darnos cuenta que estamos frente a un genio del teatro dramático.

Durante sus ocho décadas de composición se movería entre el tardo romanticismo y la vanguardia musical, curiosamente en viajes de ida y vuelta.

Pero Richard Strauss fue sobre todo un gran músico, más allá de dominar el piano y el violín o ser el director de orquesta más prestigioso de su tiempo, conocía profundamente todos los mecanismos teóricos y prácticos del arte de la música, hablaba su lenguaje. Sus orquestaciones son lecciones magistrales de armonía, de sabiduría, exprimiendo en cada página todos los recursos de una instrumentación brillante y efectiva.

Richard Strauss joven

Richard Georg Strauss nace en Munich, Baviera, el 11 de junio de 1864, su padre Franz era un extraordinario trompista que también compuso algunas obras interesantes para su instrumento, es reseñable que la relación entre Strauss padre y Wagner no fue cordial, en los apuntes de su biografía el propio Wagner señala “Aparente sublevación de la orquesta, trompista Strauss”.

Richard mostró desde muy pequeño su gran talento musical, dirigido por su padre, no es de extrañar que su primera gran obra sea el famoso primer Concierto para Trompa de 1883 o que su padre le inculcara también su aversión por Wagner , el joven Strauss con 15 años escribirá “dentro de diez años, nadie sabrá ya quién es Wagner”.

Aunque Strauss cambiará pronto de idea sobre al genio de Leipzig, su primera ópera Guntram de 1892, que sería un gran fracaso, es un tributo a Wagner.
Empieza a escribir “poemas sonoros” Tondichtung entre los que destacan Don Juan, en 1889, con el que alcanza su consagración como compositor; Muerte y transfiguración , de 1890, Till Eulespiegel , de 1895 o Así hablaba Zaratustra, en 1896.
Se casaría con la soprano Pauline de Ahna, mujer de renombrado mal carácter para la que escribirá numerosas obras, sólo tuvieron un hijo, Franz nacido en 1897.
Durante toda su vida siguió compaginando su labor creativa con la dirección de orquesta.

En este vídeo le vemos dirigiendo en 1944 su propia obra Till Eulenspiegel

Recuperado de su primer fracaso operístico estrenó Feuersnot, la necesidad del fuego en 1901, pero el paso importante vendrá con Salomé de 1905 y Elektra en 1908 donde pone toda su maestría musical al servicio del expresionismo llegando a unos extremos formales que nunca querrá superar.

Aquí viene el paso que más controversia ha creado en la carrera de Strauss. Con su siguiente ópera Der Rosenkavalier, El Caballero de la Rosa, en 1911 toma un camino “clásico” abandonando la vanguardia musical. Con Elektra había alcanzado el límite, la frontera, había llevado a la ópera a tales extremos que si daba un paso más, se rompería. La vanguardia recaerá sobre Schönberg y sus nuevas búsquedas sonoras. Personalmente considero que “eso” ya no será ópera.

Después seguirán Ariadna en Naxos , en las versiones de 1912 y 1916, La mujer sin sombra en 1918, Intermezzo de 1923, Helena egipcia en 1927, Arabella de 1932, La mujer silenciosa de 1934, Daphne en 1937, El amor de Dánae en 1940 y por supuesto su última ópera Capriccio en 1945.

Richard Strauss iopera.es

Strauss nos dejó un testamento excepcional, sus cuatro últimos lieder, compuestos en 1949, toda una elegía póstuma al romanticismo, a un tipo de música culta que ya no volverá, la última inspiración de casi tres siglos de extraordinaria tradición musical alemana.

“Es extraño, Alice. La muerte es exactamente tal como yo la había imaginado en “Muerte y transfiguración”. Es extraño… “


Richard Strauss moriría a las tres de la tarde del 8 de septiembre de 1949.

Como él habría dejado encargado a su mujer, en su funeral quería que sonase el trío de El Caballero de la Rosa entre la Mariscala, Octavian y Sophie, “Hab` mir`s gelobt”, sin duda una de las páginas más bellas de Strauss. Terminaremos también con ese trío interpretado por Kathleen Battle, Frederica von Stade y Renee Fleming en 1992 dirige la Filarmónica de Berlín, Claudio Abbado.

Firma de Richard Strauss

Comments 3

  1. El cielo musical vibrando! colmado de estrellas en el firmamento con excepcionales voces y.. la impecable dirección de la estrella mayor.. el maestro Claudio Abbado !!

  2. Es una gozada contemplar este maravilloso espectáculo con estos tres ruiseñores , con Claudio el Grande y el fondo de Strauss. Sublime . Gracias por este regalo .

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