Lohengrin de Richard Wagner dirigida por Daniel Barenboim y protagonizada por Jonas Kaufmann abre la temporada de ópera del Teatro alla Scala de Milán con su emisión a todos los cines del planeta.
Como todos los años, el día de Sant’Ambrogio se celebra la ‘prima scaligera’ de la temporada, esta vez salpicada con la polémica, un tanto absurda pero en el fondo hermosa, de Wagner contra Verdi, en el curso que celebra el bicentenario de los dos genios de la música, como si volviéramos a finales del ochocientos.
Y eso mismo ocurre en escena ya que el alemán Claus Guth, traslada a esa época el Lohengrin.
A esta polémica se añade la sustitución a última hora de Anja Harteros quien iba a cantar Elsa por Anette Dasch.
Todo hacía imaginar una de esas protestas históricas en la Scala a gritos de Viva Verdi, pero no fue así sino todo lo contrario, gracias sobretodo a un magnífico Barenboim, el verdadero triunfador de la velada fue Richard Wagner.
A veces os he comentado que lo que pido a una representación operística es creérmelo, es decir, que los intérpretes y la escena no me saquen del argumento de la obra que se escenifica, algo muy sencillo al tratarse, casi siempre, de temáticas casi imposibles de defender y además cantadas.
Para mi satisfacción y sorpresa este Lohengrin fue extraordinariamente convincente.
Empezando por Daniel Barenboim que llenó de lirismo, tensión y colores exactos la romántica partitura wagneriana, Bravo Maestro.
Los cantantes, a excepción del barítono islandés Tómas Tomasson, estuvieron a un gran nivel ya sea escénica que vocalmente.
Los que lo hayáis escuchado por la radio pensaréis que he perdido la poca credibilidad que me queda ya que a Kaufmann le falta esa punta brillante para ser el tenor heroico que nos gustaría y sigue cerrando la garganta a menudo, la Dasch tiene una voz demasiado vulgar, poco importante y muy tirante en el agudo y Evelyn Herlitzius sigue siendo una chillona, por no hablar de Tómas Tomasson.
Pero cuando veáis el video que os he colgado estaréis de acuerdo conmigo.
Jonas Kaufmann es delicado, expresivo y brillante cuando toca serlo, destacando un tercer acto extraordinario en su emotividad lírica sin abandonar esa línea de canto alla italiana que tanto bien hace a Wagner, nos hace olvidar esos momentos, cada vez menos frecuentes, de estrangulación del sonido con un canto generoso y cálido. Emocionante.
Anette Dasch merece todo mi apoyo, que te llamen unas horas antes para cantar Elsa en la prima de la Scala y retransmitida por los cines a todo el mundo tiene un enorme mérito, tanto como su interpretación asombrosamente perfecta encajando en la dramaturgia propuesta por Guth como sí hubiera estado semanas ensayando, lo que no demuestra vocalmente lo suple con intensidad dramática e intenciones, ayudada, sin duda, por su imagen cándida.
De todas formas me hubiera encantado escuchar a la Harteros.
Evelyn Herlitzius fue la sorpresa positiva de la noche, encarnando a una perfecta malvada Ortrud, apoyándose incluso en sus deficiencias vocales para crear un personaje que asimila perfectamente la propuesta escénica, por cierto se llevó una gran ovación en los aplausos.
Sin duda la otra sorpresa, esta vez negativa, fue el barítono Tómas Tomasson cantando o intentando cantar Telramund.
Ya conocemos la dificultad del papel, sobretodo el segundo acto, pero el islandés demostró una preocupante falta de posición en los agudos, llegando a romper su voz en el dúo con Ortrud, ya sabemos que a los barítonos se les exige ampliar, antes del pasaje agudo, su registro de pecho abriendo incluso un fa o hasta un sol pero Tomasson tendrá que estudiar el modo para poder girar esas notas. Mal.
En cuanto a René Pape como Heinrich, nada que decir, es probablemente el único del que todos esperábamos una buena interpretación, y así lo demostró defendiendo muy bien la nobleza del monarca.
Supongo que el Heraldo le quedaba pequeño a Zeljko Lucic, próximo Rigoletto en la temporada HD del Metropolitan, y quiso demostrar que es un gran barítono verdiano gritando en exceso su pequeño rol, lo único que demostró fue una falta de gusto musical, nada más.
Exceptuando el concertante del final del primer acto, donde hubo cierto descontrol, el coro y la orquesta de la Scala estuvieron a la altura del gran Barenboim, respondiendo a todos esos matices que el maestro diseminó por la partitura. Bravi.
Terminamos esta crítica con nuestro análisis de la propuesta de Claus Guth, su gran mérito es haber sabido transmitir a todos su idea y que resulte coherente, nos guste o no, a mí personalmente me ha convencido.
Su tesis defiende el desajuste psicológico de los personajes, un héroe, Lohengrin, en el que todos ponen sus ilusiones pero que en realidad es otra persona más, atormentada por su pasado, una frágil Elsa, víctima del abandono familiar y totalmente insegura, la malvada Ortrud que recuerda a la extraordinaria ama de llaves de la Rebecca de Hitchcock que maneja a su antojo a un calzonazos Telramund a quien todo le sale mal.
Todo esto nos lo creemos gracias a un extraordinario trabajo con los actores que están inmersos en una escena y un vestuario que también convence y que se transforma dependiendo de las exigencias musicales y dramáticas de la obra de Wagner.
En resumen, este Lohengrin es algo redondo donde destacan Barenboim y Kaufmann como grandes intérpretes de un Wagner excepcional. Probablemente sea el mejor Lohengrin que se pueda escuchar y sobretodo ver hoy en día.
Esta es la ficha de la ópera:
Heinrich der Vogler René Pape
Lohengrin Jonas Kaufmann
Elsa von Brabant Anette Dasch
Friedrich von Telramund Tómas Tómasson
Ortrud Evelyn Herlitzius
Der Heerrufer des Königs Zeljko Lucic
Director Daniel Barenboim
Producción Claus Guth
Escena y vestuario Christian Schmidt
Aquí tenéis la ópera completa en vídeo en la representación del 7 de diciembre de 2012 en el Teatro alla Scala de Milán. Gentileza de angelique marquier.